A. Levoratti, La Biblia para el ciudadano, Edit. Guadalupe

Toda sociedad bien constituida tiene que contar con una autoridad legítima y competente, concebida y ejercida como un servicio a la comunidad de los hombres: una autoridad que gobierne para todos y para el bien de todos, que asegure la cohesión del cuerpo social y promueva con leyes justas el bienestar común, que no se limite a defender ciegamente el orden establecido por ella, sin oque sea capaz de dialogar y de introducir los cambios necesario para el funcionamiento ordenado y armónico de la vida en comunidad.

El Evangelio, y la Biblia en general, no contienen un programa explícito de acción política cultura o económica….lo que si proponen con absoluta claridad es un conjunto de actitudes de valores y normas de conducta que, al ser llevados a la práctica, inciden necesariamente en el curso de la historia.

Grandeza y miseria de la condición humana

Los deberes del ciudadano

Las actitudes del buen ciudadao

Deja un comentario