“Si cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”

Dereck Curtis. Expresidente de Harvard.

Jacques Delors, en 1996, elaboró el informe “La educación encierra un tesoro” Informe a la UNESCO de la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, referente para establecer objetivos estratégicos de  políticas educativas en las instituciones, que cristalizó, entre otros aspectos, en la actual educación basada en competencias básicas. Dicho informe alertaba sobre los efectos del abandono educativo temprano. El instituto IVIE a solicitud del Ministerio, analizó, en 2013 dichos efectos para España, donde el abandono escolar temprano o prematuro, era  del 24,9%. (Actualmente esa cifra ha descendido al 23,5%) Esta es nuestra realidad:

La participación en el mercado de trabajo.

La probabilidad de ser activo aumenta de modo sistemático con el nivel educativo de la persona. Así, en particular, la secundaria obligatoria incrementa esa probabilidad en 14 puntos porcentuales respecto a tener tan solo estudios primarios. Los incrementos son aún mayores en el caso de la secundaria postobligatoria (hasta los 17 puntos), de los estudios superiores no universitarios -FP de grado superior-  (23 puntos), y especialmente para los estudios universitarios (situándose en los 27 puntos en el caso de los licenciados.)

Efectos sobre el empleo.

El nivel educativo aparece como un factor muy determinante de la empleabilidad. La educación aumenta significativamente la probabilidad de empleo. No tener estudios primarios reduce esa probabilidad en 10,8 puntos respecto a tener estudios primarios, mientras que la secundaria obligatoria la aumenta en 8,8 puntos. Niveles adicionales de formación implican aún mayor probabilidad de empleo. Así, para la secundaria postobligatoria ese incremento es de 15,4 puntos y para los ciclos formativos de grado superior (CFGS) de 18,7 puntos. En los estudios universitarios tal incremento alcanza 24,4. Estos efectos son sustanciales e indican que pese a que la crisis afecta negativamente a todos los colectivos, lo hace con una intensidad muy distinta según el nivel de estudios.

Efectos sobre la estabilidad laboral.

Se confirma la relación entre formación y situación laboral del individuo. Los asalariados sin estudios primarios tienen 7,3 puntos menos de probabilidad de tener contrato indefinido que los que sí los tienen. La secundaria obligatoria conlleva 4,6 puntos más de probabilidad que los estudios primarios. Tener estudios de secundaria postobligatoria aumenta en 8,2 puntos esa probabilidad; con CFGS y estudios universitarios la magnitud del incremento llega a los 9,5 puntos.

Efectos sobre los salarios.

El salario crece con el nivel educativo del trabajador. Carecer de estudios supone un 7,1% menos de salario que tener estudios primarios. La secundaria obligatoria elevaría el salario un 6,8% respecto a los estudios primarios. Todas las enseñanzas postobligatorias contribuirían a incrementar progresivamente el salario. Los estudios de bachillerato un 31%, los ciclos formativos de grado medio (CFGM), un 27,1% más, los CFGS un 39,9%, y estudios universitarios entre un 70,1% y un 87,2% más, según se trate de carreras de ciclo corto o de ciclo largo.

Podemos concluir aseverando  que el abandono podría modificar significativamente, empeorándola, la situación laboral posterior del individuo que toma esa decisión. La diferencia entre continuar la formación más allá de la enseñanza obligatoria o abandonar es evidente. Por eso, aquellos que alaban las bondades del actual modelo español implantado desde 1.990, indicando que es equitativo y no segregador, deberían responder a la siguiente pregunta: ¿Dejar en la cuneta al 25% de los ciudadanos, mayoritariamente de clase asalariada, es un sistema que procura la cohesión social y la igualdad de oportunidades?

Las personas que abandonan los estudios postobligatorios  (en España el 23,5% y en algunas comunidades como Andalucía el 28,4% de los jóvenes entre 18 y 25 años) se caracterizan por una peor empleabilidad: participan menos en el mercado de trabajo, tienen una menor probabilidad de empleo, están más expuestos a la temporalidad y obtienen menores salarios, reflejo de su menor productividad. Por ese motivo, una buena educación es la mayor riqueza y el principal recurso de un país y de sus ciudadanos más débiles.

Efectivamente, la educación encierra un tesoro.

Francisco Javier Fernández Franco, es funcionario del cuerpo de inspectores de educación con destino en la Delegación Territorial de Sevilla. Diplomado en maestro de EGB en las especialidades de primaria, educación física y pedagogía terapéutica. Licenciado en psicopedagogía y experto universitario en psicología del deporte y la actividad física. Articulista en varias revistas especializadas en temas educativos y ponente en seminarios y cursos de formación en diferentes instituciones relacionadas con el sistema educativo

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