El Hombre lleva dentro preguntas, el hombre es pregunta.
¿Quén soy?, ¿Para qué estoy aquí?, ¿Cuál es mi vocación?, ¿Tiene sentido hacer lo que hago?, ¿Es verdad aquello que creo?…
Las respuestas que se den no son indiferentes, condicionan la vida. Estas preguntas se presentan en la literatura, se enraízan en las religiones, hablan a través del arte, revelan una actitud humana fundamental: la búsqueda del sentido.
El sentido busca al hombre parte de esta inquietud vital y la contrasta con un dato histórico único: el acontecimiento cristiano.
Jesús de Nazaret Hombre y Dios: Una pretensión histórica.
El cristianismo afirma que Jesús se presentó a los hombres como el Hijo de Dios. Pero, ¿qué sabemos realmente de Jesús? ¿Tenemos constancia de Él aparte de lo que dicen sus discípulos? Testimonios no cristianos, testimonios judíos y restos arqueológicos, ¿qué nos dicen de Jesús? Y por otro lado, ¿qué valor tienen los testimonios cristianos? ¿Cuándo fueron escritos? ¿Es posible verificar su autenticidad, y sobre todo, su objetividad respecto de Aquél a quien siguen? Aquello que atribuyen a Jesús, ¿no será un agregado posterior de unos seguidores que idealizaron a su maestro?
La inaudita pretensión
C. S. Lewis planteó una tríada que nos pone contra las cuerdas. O Jesús fue un loco que afirmó ser Dios, y debemos dejarlo a un lado con compasión. O fue un farsante que mintió, y en ese caso debemos rechazarlo y denunciar esa mentira. O al decir que era Dios no mentía, y debemos entonces acatar lo que nos dice. La pretensión de Jesús, ¿cuál era su verdadero alcance? ¿Cómo se presentó Jesús ante los demás? Esa es la pregunta que debemos hacernos.
El sepulcro vacío
¿Es la muerte el punto final? Toda pretensión de sentido debe pasar por el juicio de la muerte; los cristianos afirman que su líder venció la muerte para siempre y trajo al hombre la posibilidad de una vida plena sin final. ¿Qué sucedió en los días de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret? ¿Alucinaron sus discípulos? ¿Robaron el cadáver e inventaron que había resucitado? ¿O simplemente narran algo que experimentaron?
La pretensión continúa: la Iglesia
Jesús vivió hace dos mil años. La Iglesia pretende ser quien lo hace presente de un modo real, no simbólico, en la vida de los hombres de hoy. Pero, ¿quiso Jesús la Iglesia? La pretensión de la Iglesia es tan inaudita como la del mismo Jesús. ¿Se puede vivir hoy así?